jueves, 22 de julio de 2010

Entrevista a Edmundo Paz Soldán *por Araceli Otamendi



(Buenos Aires) 

Edmundo Paz Soldán nació en Cochabamba, Bolivia, en 1967. Es licenciado en Ciencias Políticas y obtuvo un doctorado en Lenguas y Literatura Hispana por la Universidad de Berkeley. En la actualidad es docente de la Universidad de Cornell. Ha sido ganador de varios premios literarios, entre los que se cuentan el Premio Erich Guttentag (Bolivia, 1992), por la novela Días de papel, y el Premio Juan Rulfo (1997), con su obra Dochera; dos años más tarde fue finalista del Premio Rómulo Gallegos con su novela Río fugitivo. Ha sido galardonado con el premio Nacional de Novela 2002 de Bolivia, por la obra El delirio de Turing.

Paz Soldán pertenece a una nueva corriente narrativa latinoamericana, que registra en sus obras el impacto de los medios de comunicación masivos y las nuevas tecnologías en el paisaje urbano del continente. Ha formado parte de la antología McOndo (1996), señalada, junto al manifiesto del grupo mexicano del "Crack", como clave para entender la propuesta estética de la nueva generación de narradores. También ha publicado la novela Días de papel (1992), y los libros de cuentos Las máscaras de la nada (1990), Desapariciones (1994) y Amores imperfectos (1998). Coeditó la antología de cuentos Se habla español (2002). Sus obras han sido traducidas al inglés, alemán, finlandés, francés, danés, griego y ruso, y han aparecido en antologías en España, Estados Unidos, Alemania, Suiza, Francia, Perú, Argentina y Bolivia.
Entrevisté a Edmundo Paz-Soldán vía correo electrónico. Le envié las preguntas y él me contestó por el mismo medio.
Entrevista


Araceli Otamendi:  -¿A qué edad empezó a escribir? ¿Cuándo decidió convertirse en escritor, qué fue lo que lo motivó?
Edmundo Paz-Soldán: -Comencé a escribir a los nueve años, pero más como un pasatiempo. El trabajo más serio con los manuscritos, la reescritura, comenzó alrededor de los dicecinueve años. Lo que más me motivó fue el hecho de que a esa edad vivía en Buenos Aires. En esa ciudad con tanto fervor cultural, decidí asumir una vocación a la que hasta ese momento no había tomado muy en serio. En mi casa el que leía mucho era mi papá.
A.O. - ¿Cómo elige los temas para una novela o un cuento? ¿Se le imponen personajes y luego escribe?
E.P.S. - Los temas suelen elegirme. Pero con los años uno desarrolla cierto olfato para saber de manera intuitiva si un tema puede funcionar o no.
A.O. -¿Cuáles fueron los escritores que lo influenciaron?
E.P.S.-Borges, Vargas Llosa, Kafka, Camus, Hemingway. Esos al comenzar. Luego aparecieron otros como Javier Marías.
A.O. - ¿Cuáles son sus métodos de escritura? ¿escribe todos los días? ¿a mano, en computadora?
E.P.S. -  Mi método es la falta de método. No escribo todos los días, y cuando lo hago nunca paso de las dos horas. Ahora, cuando estoy metido en una novela, sí trato de encontrar cierta continuidad para la escritura. Escribo en computadora, y el lugar favorito para hacerlo es una mesa en la cocina de mi casa, el lugar más cálido, cerca de la cafetera y el refrigerador.

A.O. - ¿Corrige mucho?
E.P.S.-  Mi última novela, Palacio Quemado, tuvo ocho versiones.,




A.O. - ¿Cuál es su opinión acerca de la literatura latinoamericana actual y en especial la literatura boliviana?
E.P.S.-  Está atravesando un muy buen momento de diversidad, de renovación, de cierto eclecticismo en el estilo. Hay escritores en Bolivia que se están consolidando, gente como Giovanna Rivero, Ramón Rocha Monroy y Juan Claudio Lechín.
A.O. - ¿Hay un acercamiento en su obra actual hacia los temas relacionados con la política y lo que significaron las reivindicaciones de la izquierda en los ´70? Y para ser más actual, con el giro que hubo de la realidad social y política de Bolivia.
E.P.S.-  Me interesa, sobre todo en mis novelas, explorar la relación entre nuestro presente de democracia y caos social y el pasado dictatorial más reciente. He trabajado ese tema en mis últimas cuatro novelas, pero ahora creo que voy a darle un descanso en mis futuros proyectos.




A.O. -  Leí su cuento "El ladrón de Navidad" publicado en la antología "Contar las olas" publicado por la editorial Lengua de Trapo, donde el protagonista es un niño. Me parece un cuento notable. Me gustó la vuelta de tuerca al final del cuento y también la realidad social que aparece en él, porque la madre del niño es una mujer boliviana,  que va a Miami con él a comprar ropa para después venderla en Cochabamba. Quisiera saber  en principio qué fue lo que le inspiró para escribir este cuento.


E.P.S. -  Un hecho real, un viaje a Miami que hice con mi mamá y mi hermana en 1976. Yo tenía nueve años, era la primera vez que salía de Bolivia. Por supuesto, los hechos reales no ocurrieron como en el cuento, pero eso es otra historia.


A.O. - ¿Hubo influencias de Diario del ladrón de Jean Genet?


E.P.S. -  No.


A.O. - ¿Por qué utilizó la segunda persona para narrar el cuento?


E.P.S. -Me gusta esa voz cuando se trata de un tema relacionado con la conciencia del personaje, con un análisis acerca del alcance moral de ciertos actos.



A.O.-  ¿Qué relaciones rescata entre internet y la literatura? ¿la literatura cambió a partir del uso de las nuevas tecnologías?
E.P.S. -  Ha permitido que mi generación esté muy relacionada entre sí. Ha permitido la aparición de un nuevo género literario, el blog. La literatura siempre está cambiando, los nuevos medios la desafían y uno tiene que aprender a procesarlos literariamente, a dejarse influir en el lado creativo, a no tenerle miedo al cambio tecnológico.




A.O.- Como profesor de literatura hispanoamericana en la Universidad de Cornell, podría decirme ¿en qué tipo de literatura se interesan los estudiantes? ¿Qué tendencias advierte en lo que escriben en Estados Unidos?
E.P.S. - A los estudiantes les interesa explorar los clásicos, pero les emociona leer a autores que están escribiendo en este momento, que son sus contemporáneos.


(c) Araceli Otamendi-Archivos del Sur - Todos los derechos reservados


*entrevista publicada originalmente en la Revista Archivos del Sur

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