miércoles, 24 de agosto de 2011

Entrevista a Raúl Etchelet por Araceli Otamendi












Amelia Bence (c) Aldo Sessa

(Buenos Aires)

Raúl Etchelet es autor del libro "La niña del umbral"´, libro biográfico, de memorias de la actriz argentina Amelia Bence editado recientemente por Corregidor.
Cuando leí el libro, ví las fotografías de la actriz y de las películas donde trabajó decidí entrevistarlo.
Amelia Bence empezó en el teatro a los cinco años, donde la dirigió Alfonsina Storni, que había escrito una obra para niños. Años después Amelia Bence interpretaría a la poetisa en una película.
La trayectoria de la actriz recorre gran parte de la historia del cine nacional, trabajó en La guerra gaucha, un hito del cine argentino, también en numerosas obras de teatro, realizó giras, viajó por el mundo, tuvo grandes amores.
Raúl Etchelet es argentino, nacido en Maipú (Provincia de Buenos Aires); autor, director, realizador audiovisual y un apasionado del mundo del cine. Tiene en carpeta una película sobre la vida de Amelia Bence y otra sobre Alberto Vacarezza, tal como lo hiciera hace años con Niní Marshall en “La película de Niní”(reconocida en el 20ë Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de la Habana 2005, entre otros).














Entrevista


¿Cómo definirías la manera de actuar de Amelia Bence? ¿una actriz más bien intelectual?



¿controlada en la escena, no temperamental?





Cuando irrumpió Amelia Bence, se decía que ella y José Gola eran dos actores de cine, una nueva manera de actuar pensando en que tu rostro se vería en una pantalla de siete por cinco. Los actores de entonces venían del teatro y la radio, dos medios que nada tenían que ver con el cine y había que aprender a actuar. Creo que Amelia descubre eso naturalmente y podemos agregar que supo aprender de todos los directores, era disciplinada y eso fue muy bueno para su carrera.



¿Por qué elegiste a Amelia Bence para este libro? ¿qué representa Amelia para el cine nacional?



La situación se dio sola. Yo estaba haciendo una investigación sobre Niní Marshall, que luego devino en Niní Marshall: La Biografía y en el documental La película de Niní, luego de algunos encuentros nació la idea de comenzar a trabajar en su autobiografía, después vinieron mas de dos años de investigación y encuentros. Es impresionante lo que ha trabajado Amelia, eso llevó mucho tiempo. Hoy es una cronología precisa de toda su carrera que cierra el libro y que nadie tenía. Creo que los periodistas o historiadores lo agradecerán. Amelia pertenece a una época irrepetible donde los estudios producían y los guionistas escribían para una estrella. Y la estrella cumplía llenando los cines. De todas maneras me parece que ella es solo una actriz, no una diva, cuando debió marcharse a buscar trabajo haciendo teatro por toda Argentina y por Latinoamérica no le pesó, todo lo contrario.


 Dentro de su trayectoria ella trabajó en muchísimas películas y obras de teatro, personificó a Alfonsina Storni, trabajó en La guerra gaucha, en comedias ligeras, en dramas, ¿Pensás que ella es una actriz muy dúctil? ¿o que a veces se vio obligada a representar tan diversos papeles para tener trabajo?



Si contamos  que hizo casi 50 películas, y que trabajó en dos de las que se consideran las 10 mejores películas del cine argentino, hasta la década del 70 más o menos, como La vuelta al nido y La guerra gaucha, Amelia no hizo nada que no quisiera. Hay comedias que tuvieron un gran éxito, aquí y en España, que sin embargo no parecían ser hechas para ella y no son menores que sus actuaciones en obras clásicas.



En cuanto a dos grandes amores que tuvo Amelia, tanto Alberto Closas con quien se casó y que ya era un actor conocido en Europa cuando vino a la Argentina y que luego se volvió a ir a España, y al escritor José María Fernández Unsain, ¿pensás que la relación que tuvieron con Amelia fue fundamental para ellos en sus carreras? ¿estar al lado de ella les hizo aumentar su fama, su prestigio?

Closas llegó al cine donde Amelia era estrella y Amelia volvió al teatro donde Closas era estrella. Ambos aprovecharon al máximo los años de exposición como pareja, llegaron a tener un elenco propio y a encabezar varias películas. La gente los recuerda juntos. Cuando muchos años después Barney Finn los juntó en Cartas de Amor, fueron un éxito. En cuanto a Fernandez Usain, él era un escritor en ascenso y sin duda escribir para ella fue una gran fortuna, juntos recorrieron Argentina y Chile en interminables giras y él nunca dejó de escribir y adaptar para la companía.


¿Fue fácil acercarse, trabajar con Amelia para escribir este libro? o te costó mucho que ella se abriera y contara, ya que dice en el libro que es muy reservada.


Costó mucho. Fueron más de dos años. Una cosa es decir voy a contar mi vida y otra hacerlo. Comenzar a desarmar los recuerdos y dejar que se cuenten solos, no es fácil, es decir dejar de lado la versión que nos hemos hecho de nuestra vida y empezar a mirarla con otros ojos para que la conozca otro es todo un proceso que lleva tiempo, en el caso de Amelia mucho más. Es reservada, muy reservada y pertenece a una generación donde la exposición de los temas intimos no estaba en juego, directamente no se decía nada y la prensa no publicaba nada o solo hacía alguna mención. El mayor logro del libro es que logra bajar todas las barreras y que Amelia cuente su vida como si estuviera en el living de su casa con un amigo, recordando sin apuro y frases hechas. Eso se logró releyendo y reescribiendo cada capítulo, sin miedo a contradicciones, descubriendo broncas y dolores pasados, alegrías y nostalgias.


Amelia Bence buscaba producir sus propias obras, montó un pequeño teatro en las Galerías Santa Fe, ¿fue en esto de autoproducir sus espectáculos una pionera?



Esa no fue la primera vez que armaba su propia companía, ya lo había hecho con Closas y con Fernández Unsain y corriendo con todos los riesgos. Evidentemente la gente de teatro es la única manera que conoce de ganarse la vida y así lo hacia, había que generar una obra y conseguir sala para poder trabajar, muy pocas veces se quedó sentada esperando un llamado. En aquella época de los 60 estaban comenzando a arriesgarse algunos actores y productores a lugares poco convencionales como sótanos y altillos y ella fue una de las primeras. La obra de Aristófanes que estrenó en ese momento generó un escándalo, muy de la época.


¿Qué destacarías más de la trayectoria y de la vida de Amelia Bence?


Que fue una actriz que trabajó para vivir y ganarse un lugar. Que supo aprender, que no se quedó sentada pensando que su rostro valía la carrera, que tuvo muy en claro lo que quería desde muy chica. Creo que el final de libro lo refleja claramente.



 ¿A qué otra gran actriz o estrella del cine argentino te gustaría entrevistar para escribir un libro?



Por ahora estoy abocado a la pre-producción del documental sobre Amelia y sobre Alberto Vacarezza y estoy comenzando una investigación muy interesante que aún no sé donde me llevará.


 ¿Qué tipo de investigación te llevó hacer para escribir este libro?



La base de La niña del umbral-Amelia Bence-Memorias es un gran trabajo bien preparado cronológicamente, con recortes, datos de bibliotecas y archivos personales, que sirvieron de base a los recuerdos que Amelia tenía de determinadas situaciones y momentos. Igualmente a medida que trabajo voy recorriendo día por día diarios y revistas y crónicas y relatos de la época para que además de saber que pasó entienda donde y porque pasó. Tener en claro como eran las costumbres y la vida social del país es la base para poder contar la historia personal, y a través de una historia personal sin quererlo terminas contando la historia de una parte de una generación, que se suma a la historia social y todo va encadenado. En síntesis nadie vive en Marte, la investigación se basa en contar el día a día del personaje.
 
(c) Araceli Otamendi - Archivos del Sur - Todos los derechos reservados
 
 

imágenes: gentileza de Raúl Etchelet

miércoles, 10 de agosto de 2011

Entrevista a Silvia Jofre Iacopetti por Araceli Otamendi



(Buenos Aires) Araceli Otamendi

Silvia Jofre Iacopetti es argentina y fue una de las integrantes del primer grupo “Las Primas”, grupo que revolucionó todo a fines de los 80 con “Saca la mano Antonio”. En 1990 se fue a vivir a España, donde realizó diversos trabajos como actriz para Telecinco y TVE y se convirtió en una pintora de culto.


Este año también estrena su otra película, “No habrá paz para los malvados” del director español Enrique Urbizu, con el protagónico de José Coronado. Y el próximo 22 de septiembre, se la podrá ver en una de las películas más esperadas del año, como “La piel que habito” film dirigido por Pedro Almodóvar donde trabaja Antonio Banderas.

La entrevisté para Archivos del Sur.


¿Cómo fueron tus inicios en la música? ¿Tu familia se dedicaba a la música o a algún arte?


Estaba estudiando Arte dramático con Lito Cruz, y haciendo mis pinitos en publicidad, también participé en una telenovela, Valeria, cuando me enteré que buscaban chicas para Los Angeles de Smith. Hice un casting con Francis y Sandra y comencé a formar parte del grupo. Sólo estuve unos meses… luego llegaron Las primas.

No, ningún miembro de mi familia se dedica de forma profesional a ninguna faceta artística. A mi madre le encanta pintar, pero sólo lo hace como hobbie….





¿Podrias contar alguna anécdota de tu infancia que esté relacionada con tu vocación artistica?



¡Soñaba con ser artista!... Desde muy pequeña me ponía enfrente del televisor y bailaba, imitaba todo lo que veía…. Como muchos niños suelen hacer. También jugaba a ser cantante. Tenía una hamaca roja que adoraba, estaba todo el día en ella… Y allí solía jugar a que estaba en un tipo de Festival, tipo San Remo, Viña del Mar.. asi que hacía de presentadora y de cantante… y cantaba en todos los idiomas!.. jajaja.. Eso creía yo… y me cambiaba la ropa y los complementos.. con sombrero, sin sombrero, con el pelo recogido.. Ahora que lo recuerdo me da tanta ternura…



¿Por qué dejaste de actuar en Las primas? Como empezaste a actuar? ¿Cuáles son los
mejores momentos de tu carrera artística?

Dejé Las primas porque dejé de sentirme a gusto. Entró una nueva compañera que rompió toda la armonía que había.. Siempre tiene que haber una manzana podrida ¿verdad?.. Lo pasé muy mal, pero con el transcurrir de los años se lo agradezco, porque gracias a eso vino todo lo demás, que ha sido muy enriquecedor.

Como te comentaba hice mi primera actuación en Buenos Aires en esa telenovela, y lo retomé en el 2007 en Madrid.

Los mejores momentos sin lugar a duda son con Las primas y en La piel que habito. Eramos el grupo de moda, muy queridas… trabajaba, viajaba y me lo pasaba muy bien con las chicas… Fue una época muy divertida y de gran aprendizaje, porque el ritmo era vertiginoso.

Y la película de Almodóvar me produce una gran satisfacción en todos los niveles. ¡Es un pequeño paso de la mano de dos Grandes!...



¿Cuál fue el motivo de tu ida a España? ¿Cuáles fueron las oportunidades laborales que has tenido?



Me enamoré de un chico y lo dejé todo. Me acababan de elegir para actuar en una coproducción argentino-mexicana, estaba feliz por eso, era lo que había estado buscando.. Una semana más tarde tuve ese flechazo y un mes después estaba en Madrid…

Tuve que dejar la actuación porque había muy pocas posibilidades de dedicarse a ello. Las televisiones privadas acababan de empezar y sólo había películas y concursos…


También te dedicaste a la pintura, ¿tomaste clases de pintura o sos autodidacta? ¿La pintura es para vos además de un arte un medio de vida?



Si, efectivamente… Me presentaron a un pintor que vió mi facilidad para el dibujo, y comencé a tomar clases de retrato con él. Tambíén asistí a clases en el Círculo de Bellas Artes… ¡y comencé a pintar!... Me sentí totalmente identificada con la profesión de retratista y me encantaba porque me daba libertad de movimiento. Podía viajar y trabajar a la vez…

Estuve exponiendo también mis retratos en una Feria Anual que se llama El Rastrillo durante muchos años, el año pasado estuve también. Es una Feria con fines benéficos cuya presidenta es la hermana del Rey Don Juan Carlos, la Infanta Doña Pilar. Todos los puestos son atendidos por aristócratas… Es un reclamo para el público, ya que son atendidos por ellas… Te puede servir un café una marquesa, o comprar un jersey en el stand de una baronesa…



¿Cómo es filmar en España? ¿trabajaste también en teatro?


En teatro no… no surgió ninguna posibilidad, pero nunca se sabe…

No sé como será filmar en otros países, porque mi experiencia es muy breve, y las dos veces fue aquí en España.

Estaba fascinada y muy emocionada… He visto mucha organización, y mucha experiencia. Estaba atenta a cada gesto, cada movimiento, para aprender, para que quedara grabada en mi memoria como un sello…



¿Cómo es que llegas a filmar con Pedro Almodóvar? ¿Podrías contar algo de esta experiencia y de
tu personaje en la nueva película La piel que habito?





Filmar con Pedro es como sacarse la lotería. Se siente la emoción y felicidad de cada una de las personas que allí están, ya sean actores, o gente del equipo…

Una agencia envió mis fotos a El Deseo, y quedé seleccionada. Sólo conseguí ir a hacer una figuración especial… ¡Fui tan contenta al rodaje! Hacía años que soñaba con ese momento. Estar allí, vivirlo en primera persona.. disfrutarlo… Eso ya era suficiente para mi.. pero para mi mayor sorpresa Pedro cambió la escena y me dió la oportunidad de actuar junto a Antonio Banderas. ¡Menudo debut!.. Me siento una privilegiada… y le estaré toda la vida agradecida a Pedro por haberme dado esta oportunidad.

La escena transcurre en el cementerio, estamos en un funeral y yo le doy el pésame a Antonio… Es algo muy pequeño, pero que al repetirse durante 5 horas me permitió descubrir que Antonio además de guapo y un gran profesional, es una bellísima persona, muy sencillo al igual que Pedro…


(c) Araceli Otamendi - Archivos del Sur - Todos los derechos reservados




martes, 9 de agosto de 2011

Entrevista a Cristina Loza por Araceli Otamendi

Cristina Loza - (c) Marco Cabral


(Buenos Aires) Araceli Otamendi



Cristina Loza nació y reside en Córdoba. Es egresada de la Universidad Nacional de Córdoba y actualmente coordina talleres de escritura dirigidos a quienes necesitan sobreponerse a traumas y dolores emocionales. Su primera novela Malasangre (2002; Emecé, 2008) recibió críticas auspiciosas. Luego publicó El revés de las lágrimas (Emecé, 2007) y La hora del lobo (Emecé, 2008) que obtuvieron gran éxito de crítica y público. Su  última novela  es El oso de Karantania publicado por Emecé. Cristina Loza tiene tres hijos y tres nietas. La entrevisté para Archivos del Sur en un hotel en Buenos Aires, cuando vino a esta ciudad para presentar su último libro.



 

Pregunta: -¿Cómo fueron tus inicios en la escritura?



Respuesta: - A mi me gustó escribir siempre. Soy fisiatra, por lo tanto vengo de la medicina. En un
momento dado de mi vida, cuando entré en una depresión muy profunda, una de las cosas que me decían era que fuera a un taller literario. Entonces fuí, lo hice obligándome a ir y ahí empecé a escribir.



Pregunta: - ¿Qué era lo que escribías al principio?



Respuesta:- La consigna era tomar la voz de un niño. De ahí salió un personaje de una de mis novelas. Yo les leía a mis compañeros del taller, como si fuera un folletín y ahí me di cuenta que tenía una novela.



Pregunta: - ¿Eso te ayudó a superar la depresión?



Respuesta:- Sí, me dije no me voy a deprimir. Escribir me levantó absolutamente. La escritura siempre fue para mi un refugio. Pienso que tanto para el lector como para el autor la literatura puede ser un refugio.



Pregunta: - ¿Hace muchos años que escribís?



Respuesta:- Escribo profesionalmente desde el año 2000. Tengo cuatro novelas publicadas. Yo enviudé muy joven, tengo tres hijos y tenía que elegir entre la pluma y el tenedor, y elegí el tenedor, por los niños.
Cuando pude dedicarme a escribir sentí que le había quitado el freno de mano a mi destino, sentí que todo lo que yo había hecho hasta ese momento era para después destilarlo en mis novelas.



Pregunta: - En cuanto a esta última novela El oso de Karantania ¿tiene que ver con tus antepasados?



Respuesta:- Sí, tiene que ver con mis genes eslavos. En realidad durante toda mi vida prevaleció la parte paterna, porque mi madre vino a vivir a la Argentina a los seis años. Mis abuelos hablaban esloveno como un idioma misterioso entre ellos.



Pregunta: -¿Y a vos no te hablaban en esloveno?



Respuesta:- No, y a mi madre tampoco. A mi madre la preservaron, no le hablaban a ella en esloveno para que se integrara más rápido al mundo del castellano. Porque a los seis años, a esa edad temprana los chicos suelen ser muy crueles. Esa fue una manera de mis abuelos de amar mucho a mi madre, de entender que si se integraba rápido la iban a dañar menos.



Pregunta:- En cuanto a El oso de Karantania, la novela tiene momentos muy dramáticos, bastante terribles, primero el tema de la guerra, y después la guerra de Yugoeslavia, los fusilamientos, cosas bastante espantosas, ¿por qué indagaste en estos temas tan terribles?



Respuesta:- Así he quedado. Escribír esta novela ha revuelto mi esencia. La búsqueda que uno tiene es el sentido de la vida y el sentido de la vida aparte de  definirlo como darle la mano al otro, en un mundo tan globalizado como el que vivimos y tan desconectado también, donde todo está ahí cerca y sin embargo estamos lejos del vecino, escribí este libro para también poder ver que el otro es un otro pero es igual que yo y que no está ocurriendo todo tan lejos. Que lo que le pasa al otro me pasa a mí también.



Pregunta: - ¿Querías mostrar en el libro la exclusión que se da en algunos lugares? En tu novela hablás de los gitanos.



Respuesta:- Me da la impresión de que estamos viviendo épocas de exclusión. Ya no son sólo los gitanos los
que son excluidos, sino que se está hablando del diferente, Europa está cerrando las puertas...



Pregunta:- ¿Por qué aparece la venganza en tu libro?



Respuesta:- Es cierto, que yo no esté de acuerdo con la venganza no quita que un personaje pueda vengarse en la novela. La paz para ese personaje es obtenerla mediante la venganza.
Como estos personajes son eslavos, al lector con mirada latina le va a a ayudar a reflexionar. Se va a repensar como persona. Este no es un libro para leer y creer que se sale indemne. Es un libro que moviliza, porque lo pongo al lector de cómplice, ni siquiera es un testigo.



Pregunta: - ¿Viajaste para escribir El oso de Karantania?



Respuesta: - Sí, viajé a Eslovenia en el 2009, conocí la casa de mi madre y encontré a unos primos ahí. Y ellos no entendían que alguien viajara desde Córdoba, Argentina, tantos kilómetros para encontrar sus raíces.



Pregunta: -¿Fue fácil encontrarlos?



Respuesta: - Dos años antes yo ya había empezado a tender las redes sociales y ya tenía algunos nexos. Pero además se dio la magia de encontrar a un amigo de uno de mis hijos que vive en Eslovenia. El era un chico de quince años cuando perdió a la mamá y se refugió en mi casa, yo fuí como su madre. Y cuando le pedí que me buscara un lugar donde alojarme durante el viaje, me dijo que fuera a su casa, como él había vivido en la mía cuando lo necesitó. Esa es la magia, darle la mano al otro.

Lo que uno da vuelve, cuando lo damos con el corazón generoso.

Yo tuve que viajar, meterme en esos bosques, meterme en esa tierra, porque a un país no se lo huele por internet. Como me decía mi madre, tenía que oler, ver las caras.

Y así me completé yo.



Pregunta: ¿Te completaste conociendo tus otras raíces, las de la familia materna?



Respuesta:- Sí, la manera de mover las manos, los gestos, eran ellos. Y ellos también me reconocieron, me decían: la sangre no es como el agua.

Además allá me enteré que somos de un clan y ese clan tiene un nombre que significa los valientes, los emprendedores, y entonces me dije que toda mi vida fue así siempre.



Pregunta: -¿Cuál es el mito de tu familia materna? ¿A qué se dedicaban? Los clanes tienen algún mito ¿sería el mito el emprendimiento?


Respuesta: - No, sería la resistencia. Reinventarse, como es Europa. Nosotros somos jovencitos en eso. Ahora, cuando miro hacia atrás mi vida como si fuera un damero, veo cada movimiento en mi vida. Todo tiene un motivo, nada es azaroso. Hoy no lo sé, pero después encuentro el motivo.

También fui vendedora de seguros, porque mis hijos tenían que comer, tenían que ir a la escuela y yo tengo el diploma de fisiatra pero cuando no venían pacientes uno el  diploma no lo podía hacer comida, entonces me hice vendedora.

Hay que confiar en nuestras propias fuerzas, hay gente que se traba. Hay personas que dicen "yo no tengo empleo, no consigo" y entonces piensa que sólo sirve para una cosa.



Pregunta: - ¿Qué hacía tu familia materna para vivir, por ejemplo?



Respuesta: - Mi abuela lavaba ropa para otras personas, hacía comida para los otros paisanos, viandas y empezaron a ahorrar metiendo dinero en una lata. Ellos llegaron en el año `33, la peor crisis nuestra.



Pregunta: - ¿Dónde se radicaron tus abuelos?



Respuesta:-  Ellos buscaron, como el oso, los pinos, las montañas, se radicaron en Córdoba. Ellos buscaron un hábitat parecido, las sierras de Córdoba, pero si no te morís de la nostalgia. La novela dice: es bueno tener un lugar adonde volver, aunque no se vuelva nunca. Mi madre siempre lo soñó y yo se lo traje para ella, el sonido de las campanas...



Pregunta: -¿Tu madre está viva?



Respuesta:- Sí, la mayor alegría ha sido  traerle en un frasco su tierra y semillas. Le traje tierra de la huerta de su casa y se la di en un frasco de vidrio. Y ella se la puso a sus plantas.





Los talleres



Pregunta: - En tus talleres para personas que han sufrido traumas, ¿qué es lo que le aconsejás cuando están escribiendo? ¿Qué le dirías a alguien que va a tu taller?



Respuesta: - ¿Por qué escribir? primero, porque cuando uno escribe, saca el problema y lo pone en el papel. Entonces lo ve, se genera una distancia, el problema ya no está dentro nuestro. El hombre es un animal rumiante, estamos rumiando y rumiando todo el día las dificultades. El cerebro no tiene tamaño. Es tan distorsionado el pensamiento que no tiene límites y si nosotros metemos esos pensamientos en un renglón acorralamos a los demonios. Los tenemos contra los renglones. Los problemas no desaparecen pero los tenemos a raya. Todos tenemos nuestros demonios y todos los podemos poner a raya. Además la catarsis, la terapia por el arte no es necesariamente que quien escribe tenga que hablar de sus problemas. Si leo un cuento, por ejemplo, el cuento es un disparador para escribir. Algo resuena en el interior del integrante del taller y después cada uno comenta lo que ha sentido en el cuento. Entonces cuando uno va a escribir, tiene diez o doce opiniones distintas a la mía.



Pregunta: - ¿Podrías darme algún ejemplo de tu taller?



Respuesta: - Yo tengo un tallerista que es cuadripléjico. Cuando me pidió venir pensé ¿cómo me las arreglo? Entonces él vino con un acompañante, él mueve su boca, sus ojos, se ríe, habla, pero está totalmente paralizado. Y un día estaba mi nieta que tiene trece años y me decía que tenía aprehensión para ir a besarlo porque todos lo saludábamos con un beso. El dice: me gusta sentir los perfumes, y entonces si tengo algo de seda, por ejemplo se lo acerco a la cara, para que lo sienta.



Pregunta: ¿Cómo es la historia de este hombre?



Respuesta: - Tiene 52 años, hace diez que está así. El era un empresario exitoso, se lo estaba comiendo la vida y un día se durmió en el volante. Te sigo contando: le dije a mi nieta entonces "es un hombre quieto" pero es un hombre. Entonces mi nieta dijo: ah, claro y fue y lo besó. A raíz de ahí, él dice: ¡qué linda definición de mi! , sigo siendo un hombre, estoy quieto". Además la quietud, de este tallerista ha movilizado a los otros, la gente se queja mucho. Una persona a la cual se le corre una lágrima y que no puede levantar el brazo para secarse su propia lágrima con su mano y eso tiene que hacerlo otro, lleva a la reflexión para decirnos que nos quejamos muchas veces de gusto. La queja es un deporte argentino. Yo recuerdo que una vez le pregunté: ¿qué le gustaría hacer si vuelve a moverse?

Y él dijo: primero abrazar a mis hijos y después ir al baño solo.



Pregunta: - ¿Dar estos talleres son una especie de terapia para vos?



Respuesta: - En realidad, me cura dar. Esto tiene que ver con el otro, que es una persona. Cuando yo le veo los ojos, cuando lo percibo, a veces un abrazo, el toque de una mano, a veces una sonrisa. Cuando están escribiendo yo veo cómo les va cambiando la cara entonces me levanto y a veces es un toque, decir estoy acá. Vos estás cruzando el río pero yo estoy en la orilla. Yo puedo decir ahí hay piedras, ahí está más hondo porque yo ya lo crucé. Eso es.



Pregunta: - ¿Esto que hacés en los talleres tiene que ver con tu primera profesión, la fisioterapia?



Respuesta: - Todo tiene una analogía en el alma, el que está paralizado, los rígidos, la persona que no se puede doblar. Eso tiene que ver con la inflexibilidad de los conceptos.

A medida que van escribiendo los huesos se van ablandando, van cambiando la manera de pensar. hay que encontrar los matices de los otros. La rigidez en el pensamiento se somatiza. Somos espejos, nuestros cuerpos son espejos de nuestra alma.

sitio web de la autora:

http://www.cristinaloza.com.ar/

(c) Araceli Otamendi - Archivos del Sur - Todos los derechos reservados


Acerca del  libro

 El oso de Karantania

1914. Arde Europa. El archiduque Francisco Fernando ha sido asesinado en Sarajevo y brotan en el mapa las manifestaciones de una guerra que se convertirá en la mayor conflagración de todos los tiempos y se llevará millones de jóvenes vidas.




¿Qué relación hay entre el archiduque muerto y los hijos de Ana, humildes campesinos de Eslovenia? Ladislav, Janez, Josef, Franz y Ferdo: uno a uno la madre los verá partir, con el ardor juvenil en los rostros, hacia lo desconocido. ¿Cómo encontrar belleza en el horror? ¿Acaso alguien podrá rescatar de ese infierno el derrotero de sus vidas y reconstruir el vaivén de sus destinos?

El frío. El hambre. El miedo. Los recuerdos de un amor trunco que alumbran el camino de una mujer. Un hombre engañado que sin embargo no puede olvidar a la que amó. Los sueños que quedan atrás, como la estela del barco que navega de Eslovenia a Argentina, esa tierra nueva que brinda la ilusión de recrear aquella Karantania. Y todo a partir de un puñado de fotos viejas y de cartas ajadas que una anciana dama entrega al que será testigo y protagonista de tanto amor y tanto drama.

El oso de Karantania es una novela apasionada y apasionante, que despliega la maravilla de encontrar en vidas ajenas claves desconocidas de la propia.

http://www.elosodekarantania.com/















































 
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